Ven conmigo en un autobús
Vayámonos donde no nos puedan tentar con sus mentiras
Y quiero caminar contigo, en un día nublado,
En campos donde el pasto amarillo crezca a la altura de las rodillas
Así que, ¿intentarás venir?
Ven conmigo y nos besaremos en la cima de una montaña
Ven conmigo y jamás dejaré de amarte
-Come away with me – Norah Jones
Me despierto a las 3 am enredada en su cuerpo. Es puro músculos y calidez, y quiero seguir acurrucada en él pero tengo necesidades. Moviéndome cuidadosamente, me levanto y me pongo mi vestido. Si Ana anda por ahí afuera no necesita tener el trauma de ver a su compañera desnuda.
Utilizo el baño y luego me dirijo a la cocina para tomar un vaso de agua. Me pregunto si Ana ya está de regreso así que voy rápidamente hacia su cuarto para comprobar. Mierda, no está aquí y es la madrugada. Regresando con velocidad a la cocina, enciendo la luz y busco mi celular. Lo localizo en la mesa de café y corro hasta él para revisar los mensajes, pero luego me doy cuenta de que no es mi teléfono, es el de Elliot. Diablos, hasta tenemos el mismo gusto en tecnología. Me da curiosidad saber si usa una Mac, una computadora o si tiene siempre encima un iPad, como yo.
Al encenderse la pantalla, automáticamente aparece la lista de llamadas recibidas. Y allí es donde veo que la última llamada provino de un número que conozco… Bastante bien. Mierda, ¿qué estás planeando, papi? Levanto la mirada y me encuentro con un Elliot semidormido, entrando en la habitación en sólo bóxers. Luce tan increíblemente sexy con su cabello despeinado y su cuerpo muscular. Frota sus ojos y luego me mira.
“No estabas en la cama. Te extrañaba”, bosteza. “Vuelve a la cama, nena”.
“Elliot, ¿por qué te llamo mi padre?”. Esas palabras lo despiertan al instante.
“No era nada, en realidad. Ni siquiera recuerdo sobre qué hablamos”, dice mirándome con cautela. Algo no anda bien. ¿Cómo sabía que hemos estado saliendo?
“Te sugiero que recuperes la memoria, Grey. Mi padre no hace este tipo de cosas sin un motivo. ¿Cómo sabía de ti?”, le pregunto acusadoramente. No puedo pensar en lo que ésto podría significar pero sin lugar a dudas voy a indagarlo.
“Nena, no lo sé. Supongo que quería saber cómo estaba su hijita. Sólo está siendo un buen padre”. Sus palabras tienen sentido pero su mirada es evasiva.
“Estás ocultando algo, Grey, habla”, me paro con las manos en mis caderas y espero pacientemente. En ésto soy buena, en perseguir una respuesta. Vas a contármelo todo y me dirás la verdad.
“De acuerdo, parece que piensa que Christian y yo seremos un problema para ti. No sé qué es lo que cree que sabe sobre nosotros pero seguramente está lejos de ser verdad. Creo que sólo está intentando averiguar si soy digno de ti, aunque nunca sabré cómo fue que se enteró de que tú y yo vamos en serio”, parece genuinamente confundido por todo esto.
“¿Te amenazó?”, pregunto, no muy segura de querer saberlo. Si lo hizo, me sorprende que Elliot no haya huido gritando despavorido, aunque esa imagen me causa un poco de gracia. Puedo imaginarme los titulares ‘¡Rubio Adonis Griego Grey fue visto por última vez escalando el Monte St. Helens!’
“No. En cuanto a amenazas, es un novato comparado contigo”, me sonríe.
Lo miro perpleja. “¿Qué quieres decir? Jamás te amenazaría”
“Nena, si mal no recuerdo, tú amenazaste con cortarme una preciosa parte de mi cuerpo con un cuchillo de cocina y enviárselas a mi hermano por correo”, se ríe.
Mierda, ¿cuánto había bebido? Esa parte la recuerdo muy vagamente. Oh, soy una borracha repugnante. Él debe ver la desolación en mi rostro porque se me acerca y me envuelve en sus brazos. Abrazándome con ternura, me acaricia el cabello.
“Katie, estabas protegiendo a tu amiga. Una actitud admirable. Tu padre sólo intenta protegerte. Y también es algo admirable. Si de entre ustedes dos puedo salir con mi orgullo intacto, seré un hombre feliz”. ¿Cómo puede bromear cuando mi padre ha hecho esto? Aunque a una parte de mí le provoca curiosidad saber cómo sería el primer encuentro cara a cara.
Salgo de su abrazo. “Necesito encontrar mi teléfono. Ana no ha vuelto a casa”.
Él se pone tenso por un momento. “Estoy seguro de que están bien los dos. Ambos son adultos”. Pero la mirada de su rostro dice otra cosa. Estas preocupado por ellos… ¿Por él o por ella?
Encuentro mi cartera colgada en el pasillo, la tomo y vuelvo al comedor revolviéndola en busca de mi celular. En uno de esos movimientos, de alguna manera me las arreglo para terminar con todos los contenidos de la cartera desparramados en la mesa de café. Localizo mi celular entre todas las cosas y me apresuro a revisar los mensajes. No hay ninguno, así que le envío un rápido ‘estas bien?’ a Ana. Cuando levanto la vista, Elliot tiene en su mano un pedazo de papel. Parece enfadado.
“¿Cuándo pensabas decirme sobre esto?”, dice quedamente. Miro a sus manos y veo que está sosteniendo mi itinerario para Barbados. Mierda, me olvidé sobre eso. Nos vamos en familia el lunes en unas vacaciones de dos semanas que hemos estado planeando por los últimos seis meses. Por la manera en la que mi mundo giró por completo en las últimas 24 horas, lo había olvidado totalmente.
“Elliot, lo siento. Me había olvidado de eso. Mi madre lo reservó hace meses”, susurro.
“Mierda, Kate, recién estamos empezando. ¿Y ahora te irás de vacaciones? ¿Por cuánto, dos semanas? Mierda”, luce en verdad herido y preocupado. Nos quedamos en silencio, sabiendo que ambos sentimos lo mismo y cuán irracional es, por el poco tiempo que llevamos juntos. Eventualmente rompe el silencio, “Lo siento, nena, es sólo que quería tenerte para mí por un poco más de tiempo. No quiero que te vayas”
“He estado esperando este viaje por meses y ahora tampoco quiero irme”, le respondo. Me acerco, él suelta el papel en la mesa y me envuelve en un cálido-como-el-sol abrazo. Lo miro y veo la decepción escrita por todo su rostro. Cierra los ojos, me besa con suavidad y luego me mira.
“Lo siento. Estoy siendo un completo imbécil. Te mereces estas vacaciones y tú y yo podemos esperar. Sin embargo, te extrañaré”, sus ojos están enfocados fijamente en los míos y estoy atrapada en su mirada. ¿Cómo ocurrió esto? ¿Cómo puede ser que no quiera pasar más de unas pocas horas lejos de él? De pronto este viaje se siente como una sentencia a prisión.
“¿Puedo meterte en mi maleta? ¿Esconderte en mi cama?”
“Mmm… ¿Puedo fingir ser un par de tus escandalosas prendas íntimas?”. Al menos aún podemos encontrar el lado gracioso aunque ambos nos sintamos horrible.
“Ven conmigo”, las palabras salen de mi boca antes de que pueda pensarlas. Cierro los ojos, avergonzada. Mierda, ¿tan necesitada estoy? Lo he conocido por diez minutos y ya lo estoy invitando a unas vacaciones familiares. Mis padres enloquecerán, él enloquecerá. Me siento humillada. Pero cuando abro los ojos, me está mirando una gran sonrisa de acabo-de-obtener-lo-que-quería-para-navidad. “¿Quieres venir conmigo?”, pregunto, un poco sorprendida.
“Nena, entiendo si quieres retractar esa oferta pero escúchame por un momento”, se aleja un poco de mí para observarme mejor. “Tu papá está preocupado sobre nosotros. Yo aprovecharía esta oportunidad para demostrarle que soy digno de ti y lo mucho que significas para mí. Quiero conocer a tu familia y cuanto antes, mejor. Y luego estamos nosotros, acabamos de encontrarnos y estoy seguro de que sientes la intensidad de esto, igual que yo. Necesitamos explorar esto que está pasando entre nosotros y sería bueno hacerlo lejos del escrutinio de los medios que nos persiguen a Christian y a mí. Además, creo que si nos alejamos de su camino, podría iniciarse algo grande entre Christian y Ana”.
Fue un largo discurso, muy sincero, y repentinamente siento la necesidad de sentarme para poder procesarlo todo. Elliot me suelta y me hundo en una de las sillas del comedor. Él toma una de las sillas y se sienta frente a mí, sosteniendo mi mano. Quiere conocer a mi familia, quiere explorar nuestra relación y quiere darles un espacio a Christian y a Ana.
Este hermoso dios del sexo con una reputación para nada buena, de pronto me está haciendo el centro de su universo y yo voy a dejarlo. Voy a permitírselo.
Esto no debería estar pasando. No deberíamos estar enamorándonos tan rápido. Ambos somos inteligentes, atractivos, provenientes de una buena familia y experimentados, sabemos que este tipo de atracciones pueden ser falsas y temporales. Los dos hemos visto parejas ir y venir. ¿Será sólo porque es mi juguete nuevo? ¿Me aburriré de él? ¿O él de mí? Supongo que si somos totalmente incompatibles nos daremos cuenta con rapidez en unas vacaciones juntos. ¿Qué dirán mis padres? Odiarán esto. ¿Y si no funciona? Volveré a casa de mis hermosas vacaciones con el corazón roto. ¿Qué clase de forma es esa para empezar una nueva etapa en mi vida? En pijamas rosas y comiendo chocolate.
La alternativa es pasar cada día de mis soleadas vacaciones deseando que él estuviese allí. Generando una espantosa cuenta telefónica, hablándonos todo el tiempo y estar sumergida en tristeza. Esa tampoco es una buena manera de pasar las vacaciones. Y luego, tengo un momento de claridad.
“Necesito cancelar este viaje. Necesito quedarme por Ana. Ella va a necesitarme”, me siento muy decidida sobre esto.
“¿Qué? No. Nena, Christian y Ana necesitan espacio y tiempo, sin ninguna interferencia”, suena un poco desesperado. ¿Qué escondes, Grey?
“No me importa una mierda lo que Christian necesite. Ana me necesita”, le espeto.
“Katie, sé razonable. Ana es adulta. Podrá arreglarse sola y tú estarás lejos sólo por dos semanas. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Que lo de ellos no funcione y que ella esté sola por una semana”. Lo que dice suena bastante convincente. Quizás estoy exagerando. Ana podrá ser inexperta pero es una persona muy inteligente. No hay manera de que se deje engañar por Christian Grey mientras estoy lejos. Insistirá en tomar las cosas con calma y protegerse. Si tomará las cosas con calma, ¿entonces por qué no ha regresado a casa? Ana es tu amiga, no tu problema. No te lo agradecerá si interfieres. Ve -vacaciones, sol, surf, playa, Adonis griego… ¿Qué más podrías desear?
“De acuerdo”, susurro.
“¿De acuerdo?”, pregunta sosteniendo mis manos y mirándome a los ojos.
“Sí”, asiento con la cabeza, mirándolo fijamente. Me empuja hacia su regazo y me da un profundo beso. Sus manos recorren mi cabello y luego sostiene mi rostro.
“Santo cielo, pensé que ibas a decir que no. Ciertamente me mantuviste en suspenso”.
“Pero si vienes conmigo entonces estarás del todo conmigo. Nada de esa mierda sobre mantener una distancia para ser discretos y fingir frente a mis padres que no dormimos juntos. Si hacemos esto, serán unas vacaciones de Kate-y-Elliot completas o mejor te quedas en tu casa”. Intento mantenerme firme sobre eso. Por un momento me mira sorprendido y con admiración, y luego sonríe.
“Nena, no quisiera que fuese de otro modo”. Oh mierda, si mi padre no lo cuelga de las bolas, lo hará mi hermano.
Ja ja ja que capitulo tan genial, me encanta esa relacion, y sobre todo lo fuerte que es kate, y lo protectora que es con Ana, aunque a veces la trata como si fuera una bebe, es inexperta pero no boba, gracias sasha me encanto el cap ya aviso a algunas que te siguen, plis puedes hacer mas largos los capitulos? y sacarlos mas seguido? ja ja disculpa esta peticion pero nos encantaria gracias y gracias a la traductora increible trabajo un beso a las dos. y les deseo UN FELIZ AÑO NUEVO un besote y un fuerte abrazo desde venezuela.
LikeLike
Hoy volví a leer este capítulo, esta muy interesante. me gusta la naturalidad de esta pareja y lo comodos q estan uno con el otro. Estoy de acuerdo q seria genial si los públicas mas seguido. Muchas gracias por publicarlos¡! 👏
LikeLike