Capítulo 6 –Pequeña Niña Mala-


Oh sí, me dicen que soy un chico malo

Todas las chicas me miran y actúan evasivas

Sólo me gusta alzar las manos en el aire

Deseo a esa chica que baila allí

Mírenla en la pista de baile

Cuando se mueve, nena, quiero más

Sigue, nena, repítelo

Me tienes diciendo

Vamos, pequeña niña mala, pequeña niña mala

-Little Bad Girl – Taio Cruz/David Guetta-

 

Los exámenes finales han acabado, la edición final del periódico está lista para ser impresa, y Ana y yo nos dirigimos a un bar para celebrarlo con amigos. Ha sido una semana infernal y ninguna de las dos logramos dormir mucho. Se supone que la razón de eso fue el estudio, pero sospecho que tiene que ver más con los hombres Grey. Hoy, después de nuestro último examen, llegamos a casa y encontramos un paquete que había llegado para Ana. Resultó ser un set de libros primera edición de “Tess of the D’Urbervilles” por Thomas Hardy. Ana se sorprendió por el regalo pero se la notaba halagada. Yo, en cambio, preferiría no tener que volver a ver a Tess dado que nuestro examen final fue prácticamente dedicado a ella. Ante los eventos recientes, llegué a la conclusión de que Christian Grey es un bastardo rencoroso que necesita ser colgado de las bolas. Ana mantuvo una mente abierta ante el regalo, pero luego de que averigüé por internet que el costo de los libros estaba cerca de 14000 dólares, ella dijo que se los regresaría. ¿Quién demonios le compra un regalo de 14000 dólares a una estudiante que apenas conoce? Así que, en realidad, es un exagerado bastardo rencoroso.

José y Travis se nos unen en el bar. Nuestro pequeño grupo está formado por algunos compañeros del periódico estudiantil, incluyendo a Levi, a quien le he advertido severamente que no debe mencionar nada sobre la sesión de fotos del Heathman frente a Ana. Tuve que sobornarlo con un tributo fotográfico al equipo de fútbol de la universidad, su deporte favorito, pero es un precio justo para mantener en marcha mi plan sobre Ana y José. Medicina de Margaritas es la parte principal de este plan. Cuando hayan bebido lo suficiente como para bajar la guardia, quizás se den cuenta de que están hechos el uno para el otro y así el Sr. Christian Grey se desvanecerá.

De acuerdo, lo admito, no es el plan más original o romántico; pero esta noche habrá alcohol, un escenario, una oportunidad. Es la ocasión perfecta para asegurarse de que Christian Grey sea olvidado. Claro que no contaba con que enviaría ese maldito regalo hoy a la tarde justo cuando Ana parecía volver a la normalidad. Si no lo conociera mejor, diría que Christian Grey ha esperado el momento indicado.

En este momento, Ana esta contándole a José sobre la mudanza a Seattle y puedo ver que lo sorprende el hecho de que mis padres me hayan dado un departamento. Sí, bueno, ese tipo de cosas pasan en mi mundo, Rodríguez. Supéralo. Sin embargo, a medida que progresa la conversación, es evidente que a él le preocupa más que no volvamos para su show, que el hecho de que ella se mude a 165 kilómetros. Lo miro de mala manera y él me regresa una mirada incrédula, como si no entendiera por qué estoy molesta. Vamos, Rodríguez, ¿dónde está tu estrategia, amigo?

Por los próximos veinte minutos, él contesta todas las preguntas absurdas que le hace sobre su show. Son el tipo de preguntas en las que ella realmente no está interesada en conocer la respuesta, pero él, en su intento de parecer intelectual, habla sin cesar sobre marcos, aberturas y luces. Maldición, Rodríguez, nunca te ganarás a la chica si no pones más esfuerzo en ello.

La cosa más útil que hace es ofrecer otra Margarita. Un trago ciertamente ayudará a su causa, dado que ella ya está bastante borracha. Nunca antes habíamos visto a Ana ebria, es una sorpresa para todos verla relajarse, pero cuando comienza a divagar, me preocupa que hayamos ido muy lejos. Afortunadamente, tiene un buen juicio y rechaza otro trago. Por ahora. ¿Yo? Estoy demasiado ebria para negarme, pero soy una de esas personas que parecen estar sobrios hasta que caen en un coma alcohólico. Erguida y cohesiva un momento… Y al siguiente, tirada en el suelo e incoherente.

“¡Otro trago, Ana!”, grito. Y sé que estoy realmente borracha porque tengo que resistir el impulsivo de llamarla debilucha. No creo que ella siga bebiendo, lo cual es bueno porque al menos uno de nosotros necesitará recordar el camino a casa. Desaparece entre la multitud y decido darle veinte minutos de libertad antes de ir a buscarla. O mejor aún, enviaré a José.

“¡José!”, lo llamo. Él rellena su vaso y se sienta a mi lado. Su sonrisa es eléctrica brillante y por un instante me pregunto por qué nunca me le he insinuado. “¿La estás pasando bien?”, le digo. Asiente con la cabeza mientras tararea con la música. Está sonando una vieja canción de los ’90 que dice algo sobre beber. Cuán apropiado; nos sonreímos el uno al otro. Me acerco a su oído y le digo “¿Conoces a mi amigo Levi?”. Nuevamente, asiente.

“Sí, hace un par de años fuimos compañeros en una clase de fotografía. Es bueno verte, amigo”. José se inclina para estrechar la mano de Levi y casi se cae en el intento.

“Lo mismo digo, compañero. Gran trabajo en el artículo de Grey”. Levi es un borracho amistoso y estoy eternamente agradecida de que ni siquiera en este estado divulgue mis peores secretos. “Sí, estaba bastante molesto por no poder hacerlo yo, pero muchas felicitaciones para ti, amigo”.

“Sí, no fue una tarea complicada. Es difícil hacer que la gente naturalmente linda se vea mal, ¿sabes?”, dice José y se sonroja mientras me mira. “Claro que estuve tentado de usar un toque de photoshop con él, pero Kate no me dejó hacerlo”. Todos nos reímos, pero sé que hay un poco de amargura en esas palabras.

“Oh hermano, ¡te entiendo! Yo prefiero fotografiar deportes”. Y de repente están hablando sobre futbol, baseball, rugby. Ése no es mi terreno. Yo soy más de los temas políticos, económicos, medioambientalistas. Los deportes no me interesan, lo cual es un poco irónico si tenemos en cuenta mi historial. No es la actividad en sí sino que no logro entender esa constante competencia masculina. Echando un vistazo a mi alrededor, encuentro a Ana esperando en el bar, luciendo agitada. Momentos más tarde, le entregan su bebida y finalmente vuelve a nuestra mesa. Oh, el verde no es su color. No se ve nada bien. 

“Hey, amiga, ¿necesitas aire fresco?”, le pregunto preocupada. Ella asiente y comienza a alejarse, pasando entre la multitud para salir del lugar. Aprovechando la oportunidad, inmediatamente me coloco sobre el regazo de Levi para detener la conversación de los hombres. Aún en mi estado de ebriedad, me doy cuenta de que ésta es la gran chance de José y necesito lograr que se vaya con Ana lo antes posible. El único problema es que no parece estar muy consciente. 

“Wow, nena”, ríe Levi, cuando casi nos caemos. Tomo un sorbo de su trago y miro a José, quien nos está sonriendo.

“José, ve a ver si Ana está bien”. Él me observa, un poco desorientado. Mierda, ha bebido demasiado. Le señalo la puerta de entrada, guiñándole un ojo, y entonces capta la indirecta. Le toma unos momentos pero finalmente su cerebro lo registra. Ana-sola-afuera-ligeramente borracha. Se tambalea sobre sus pies y se dirige hacia afuera. Me encuentro cómodamente en el regazo de Levi, felicitándome a mí misma, cuando siento que la atmósfera del lugar cambia. De repente,  Elliot Grey está parado frente a mí, y no luce contento.

“Sr. Grey, ¿está usted acechándome? “, le sonrío mientras envuelvo mis brazos firmemente alrededor de la cintura de Levi.

Se produce una pequeña pausa, en la que él murmura por lo bajo algo así como “no, ése sería mi hermano”, y luego toma mi mano. “Necesito hablar contigo, Katie”. 

Levi intenta seguirme el juego pero al ver la mirada del rostro de Elliot, me deja ir inmediatamente. Si bien no hay nada entre nosotros, me hubiese gustado que me defendiera en vez de entregarme a un extraño. Bueno, en realidad, un extraño para él. Elliot toma con fuerza mi mano y me ayuda a pararme. Me tambaleo sobre mis tacones. Mmm… Quizás esté un poco más ebria de lo que creí. Pasa su mano por mi cintura para sujetarme, quedando pegados el uno al otro, y ¡demonios que está excitado! Afortunadamente para él, yo también lo estoy o de lo contrario patearía su trasero… En cuanto encuentre equilibrio. Pero es más que abrumador estar parada aquí, cara a cara con un enojado y cachondo Elliot Grey; y siento que la respiración me falla cuando miro sus ojos celestes.

“Ven, nena, vamos a conseguirte un poco de agua”. Me guía hacia el bar, sin sacar su brazo de mi cintura. Por supuesto, no tiene que esperar para ser atendido. Su altura es imponente y la cantinera se apresura a tomar su pedido, soltando una risita. Tengo que resistir el impulso de ir y golpearla.

“Despacio, nena”, me entrega el vaso. “Ahora, bébelo todo”. Y sin pensarlo mucho, me dispongo a seguir su petición, hasta que alguien se lleva por delante mi codo y el vaso casi sale volando, chorreando agua por toda mi blusa.

“Fabuloso, look de camiseta mojada, muy apropiado, Kavanagh”, pienso en mi cabeza, intentando secar un poco la tela. Mientras tanto, Elliot tiene al tipo agarrado del hombro.

“Discúlpate con la dama”, dice en un tono bajo y amenazante.

“Vete al demonio, hombre. Todo el mundo sabe que Kate Kavanagh no es ninguna dama”. Me pongo pálida. ¡Mierda! De todos los idiotas que me podía cruzar en un bar, tenía que ser Wayne Dalgetty. Es un pendejo y sé que esta conversación no llegará a ningún lado.

 

“Elliot, está bien. Fue un accidente”. Intento apartarlos pero ambos mantienen su postura. Dalgetty mira fijo a los ojos de Elliot por un momento y, evidentemente, ve algo que le suena a amenaza porque se aleja, con las manos en el aire.

 

“Lo siento, Kate. Dile a tu perro guardián que se relaje”. Wayne no quita sus ojos de Elliot.

 

“Seguro, Wayne. No hay castigo sin delito”. Agarro a Elliot y lo llevo lejos del bar. “Baila conmigo”, le suplico, empujando mi cuerpo hacia el suyo. Y entonces, lo vuelvo a sentir. La electricidad instantánea y la excitación. ¡Mierda, este tipo me tendría en su cama y ni siquiera me ha besado!

Elliot me mira; en sus ojos aún queda un rastro de furia. ¿Qué le pasa a este idiota? Ésta no es su pelea y no necesita saber sobre mi historia. Si supiera sobre mi reputación de coqueteos, definitivamente no querría defenderme. A ningún hombre le gusta una provocadora. Además, hay una razón por la cual tengo una colección de pijamas rosas. Mi vida está llena de relaciones fallidas por malas decisiones en bares y clubs. Probablemente Elliot Grey será un agregado en esa lista y me siento un poco resignada a ello. Él sonríe y envuelve sus brazos a mi alrededor.

 

La música ha cambiado a algo un poco más moderno; una canción de David Guetta con un tono potente y una letra poderosa. Hora de encender el encanto, Kavanagh. Me muevo más cerca, a horcajadas de su muslo y comienzo a bailar sensualmente, empujándolo y rozándolo. Brazos arriba y moviendo el cabello. Sé que no pasará mucho tiempo hasta que él se acerque más a mí e imite mis movimientos. Después de eso, será un corto camino antes de terminar en la cama. Quizás esta vez lo permita. La mayoría de las veces, los tipos piensan que meterse en mi cama será fácil. Es algo sobre mi vibra. Generalmente terminan decepcionados y más de uno me ha acusado de ser una provocadora. La verdad es que muy pocos terminan en mi cama porque usualmente todo termina en tristeza. Pero si duermo con él esta noche, podré sacar a Elliot Grey de mi sistema de una vez por todas. Vamos por el helado de chocolate. Mierda, acabo de terminar de perder el peso de la última desilusión amorosa.

 

“¿Qué estás haciendo aquí?”, me acerco a su oído para hacerme oír por sobre la música. Con sus manos en mi cintura, me mira a los ojos.  

 

“Vine por ti, nena”. Sí, sigue con eso de nena y ya sabes dónde terminará esto. Qué demonios, él está bueno, yo estoy ebria y he estado caliente toda la semana por su culpa. Puedo ver en sus ojos que sabe hacia dónde va esto, es sólo cuestión de tiempo. Así que más vale disfrutar del baile vertical antes de que comience el horizontal. Vuelvo a concentrarme en el ritmo, cuando de pronto veo entrar al bar a Ana junto a Christian Grey. No estoy sorprendida. La comprensión de los hechos me golpea como una enorme patada en las entrañas. Nunca se trató de mí; todo esto es por Ana y Christian arrastró a Elliot hasta aquí. De acuerdo, estoy decepcionada por mí y preocupada por ella. Puedo manejar a Elliot Grey, ha habido algunos Elliots en mi vida; pero Ana es tan inocente y Christian tiene el potencial para destruirla.

“Así que los chicos Grey andaban por el barrio esta noche. ¿Qué es lo que pasa entre tu hermano y mi compañera de cuarto?”, pregunto. Elliot se me acerca, poniendo su cara contra la mía mientras los miramos. Christian está enojado y tenso pero cuando ve a Elliot conmigo, asiente. Siento a Elliot sonreír, frotando sus manos a lo largo de mi espalda. Quiero disfrutarlo, pero sé que estoy siendo usada. Todo se trata de mantenerme fuera del camino.

“Christian va a cuidar de  Ana, ¿sí?”, mira nuevamente mis ojos. Me detengo por un momento, luego asiento, acercándome y pasando mis manos por su cuello. Para cualquiera, se ve como un baile sexual; pero luego susurro en su oído.

“De acuerdo, pero si la lastima de alguna forma, voy a cortar tus bolas con un cuchillo de cocina y enviárselas por correo a tu hermano. Capiche?”. Coloco mis manos en su cabello, las bajo lentamente por su rostro, pecho y luego hasta su estómago y el elástico de sus jeans. Siento su cuerpo temblar de risa.

“Oh Katie, ¿esa es una promesa, cariño?”. Se acerca y me besa, delicado al principio y momentos más tarde profundamente, con su lengua. Yo respondo enredando mi lengua con la suya y sé que voy a perder la batalla con este Grey, muy rápida y dolorosamente. Me aparto, colocando mi frente contra la suya y respiro profundamente. “Diablos, Katie. ¿Qué me estás haciendo?”, dice.

Continuamos bailando sin alejar nuestras cabezas. Todo es una sensación muy poderosa. La excitación está muy presente ahora y estoy segura de que bastaría con una pequeña caricia para detonarme. Puedo sentir su erección contra mi muslo y me fascina saber que lo estoy afectando tanto como él a mí. Lo próximo que noto es que Ana y Christian están bailando junto a nosotros. Ana nunca baila pero diablos, se están moviendo de una manera que casi nos supera  a Elliot y a mí. ¿Será esta la noche en la que Ana finalmente traiga a alguien a casa? ¡Y vaya persona! Christian se acerca para hablar con Elliot, quien me voltea, dejando mi espalda presionada contra su pecho; sospecho que intenta esconder su erección de Christian y Ana. Coloca sus labios cerca de mi oído.

“Ana se irá con Christian. No te preocupes, él cuidará bien de ella. Por mucho que te gustaría, no vas a detenerlos. Ahora, sonríe como si la estuvieras pasando bien y saluda a tu amiga”. Estoy tan atónita por esto, que hago lo que él me dice. Mierda, ¿qué está pasando aquí? ¿Son los Grey tan peligrosos como parecen? Los hermanos cruzan una mirada. Una advertencia por parte de Elliot. Mierda. ¿Y si es alguna clase de pervertido o está metido en el sadomasoquismo? Ana jamás se recuperará de eso. Intento ir tras ella pero Elliot me detiene. “Katie, déjalos. Ella estará bien. Puedes confiar en él”. Sí, pero ¿puedo confiar en ti?

Sus brazos son como una enredadera a mi alrededor y estoy dividida entre un gran sentimiento de seguridad y un sentimiento de trampa. Froto mis manos sobre las suyas y siento los callos en ellas. Dijo que trabaja en construcción y lo decía en serio. Estas son manos que han trabajado duro. Sus antebrazos son enormes y bronceados con suaves vellos rubios. Me inclino sobre él, sintiendo nuevamente su erección. Si no va a soltarme, entonces simplemente tendré que dejarme llevar. Sin embargo, en cuanto Christian y Ana se van, me suelta abruptamente y comienza a caminar, tomando mi mano. Mierda, ¿qué demonios? ¡Hablando de cambios de humor!

“¿Qué? ¿Qué estás haciendo?”, grito. Va hasta la mesa que ocupaba con mis amigos y toma mi cartera y mi chaqueta. Coloca la chaqueta sobre mis hombros y me dirige hacia la salida del bar. Llegando a la puerta, veo que allí se encuentran Wayne y sus compañeros cavernícolas. Wayne dice algo y todos se dan vuelta a mirarme, riéndose. Levanta su vaso y tengo que controlarme para no escupirlo. Idiota mojigato. Pero caigo en la cuenta de que la suposición que está haciendo es la misma que hice yo hace diez minutos, cuando Elliot me tocó por primera vez. Me fastidia saber que todos pensarán lo mismo. Kate Kavanagh ha ayudado al chico surfista a anotar. Nada mejor que ser la chica fácil.

Estando ya afuera, Elliot coloca un brazo a mi alrededor y comienza a caminar por la calle. Me alejo, ofreciendo algo de resistencia con mi cuerpo. Seguramente puede comprarme un trago antes de llevarme a la cama. “Desacelera, vaquero. ¿Adónde vamos?”

“Cariño, te llevaré a casa”. ¿Sin una cena primero?

“¿Por qué? ¿Estás hambrienta?” ¡Mierda! ¿Lo dije en voz alta? Él parece preocupado. Niego con la cabeza.

“Sexo sin compromisos, entonces”, murmuro, intentando mantener la compostura. Me mira un poco ofendido por el comentario, pero continúa caminando sin decir nada al respecto.

“¿Me vas a contar sobre ese idiota del bar?”, dice con veneno en su voz, lo cual es sexy pero jamás lo reconoceré. Demasiadas heridas.

“Nada que contar y si lo hubiera, no sería de tu incumbencia”, espeto. Me mira de reojo y me sigue guiando por la calle. Lo último que quiero hacer es hablar de Wayne Dalgetty. Nada sería más efectivo para matar mi libido, la cual está escalando desenfrenadamente con cada toque de Elliot.

A/N: Aviso legal: Todos los personajes públicamente reconocidos, lugares, etc. Son propiedad de sus respectivos dueños. Los personajes originales y  la trama son propiedad del autor. El autor no está asociado de ninguna forma con los propietarios, creadores o productores de ninguna franquicia.  No se pretende violar ningún Copyright.

Los personajes y la historia canon pertenece a EL James. Los motivos de los personajes y las historias alternativas son producto de mi imaginación y han sido moldeados gracias a los asombrosos reseñadores y Betas que me desafiaron y asistieron en diversas formas. 

La letra de la canción es propiedad de sus escritores y artistas originales.

 

2 thoughts on “Capítulo 6 –Pequeña Niña Mala-

  1. FANNY REBELLON BOLIVAR says:

    Hola sasha, me encanta tu capitulo, sobre todo el saber los sentimientos de kate y elliot es como ver los toros desde la barrera es genial, ha sido una sorpresa muy agradable ver que sacastes 3 cap mil gracias, y sasha porque no te contactas con sirocco 968 haber si te promociona en su facebook, lo has visto? creo que alli salen mas de 50 fan fic y todas son diferentes historias pues la de cristian la terminaron hace unos meses, deberias hablar con ella y sabes? entiende el ingles muy bien hay demasiadas fans de 50 S QUE TE LEERIAN ENCANTADAS gracias de nuevo amiga un beso.

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